Olvido
Olvido, tan frágil como un recuerdo.
No me arrepiento que mi memoria ha dejado
de querer.
Digamos que la soledad colaboró con ello.
Muy bien, pero ¿el equilibrio?
El corazón y la mente se han puesto de
acuerdo
para vaciar los únicos fragmentos.
Sus redes entretejidas de fríos trozos de
hielo
y el amargo sabor de lo deshabitado
han engañado a mis sentidos.
Y entonces es cuando me doy cuenta
que el olvido se ha vuelto a envolver
En mis entrañas.
Solo basto una gota de amnesia disociativa
para que florezca el olvido.
Que me dejó desnuda en medio de ese
basto
océano de recuerdos.
Ahora bien,
si poco a poco esto se vuelve un círculo
poco a poco me saldré de el.
Si de pronto el olvido
se ciñe aún más, solo quitaré mis raíces
y buscaré otras tierras en dónde
plantarlas
para que así no consuma mi ser.
Pero ahora, solo queda el olvido
ese que te hace perder la cabeza
y soñar con lo que jamás quieres
Recordar.
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