ERAS



Eras un loco de aquellos, intrépido, extrovertido y a veces impulsivo.
Tenías la capacidad de hacerme reír a carcajadas hasta que mis huesos resuenen.
No había forma de parar lo que te proponías, peor si te retaba. Pues lo hacías.

Cada vez que te miraba, tus ojos penetrantes desnudaban mi alma.
Me desbordaba de emoción las veces que te sentía entre mis brazos.
No podía decir no a tus caricias, a tus poemas, a tus canciones.

Eras como ese último rayo de sol en medio del anochecer,
como esa estrella de la mañana muy reluciente cuando lo ves.
Tu sonrisa destilaba esa sensación de no dejar de verte jamás.

Mi cuerpo se estremecía cada que me tomabas de la mano
no había forma de parar lo que estabas ocasionando, pues me
enamoraba de ti cada que te tenía a mi lado.

Eras perfecto, no había duda que eras tú.
Aquel hombre por el cual soñaba, reía, amaba, respiraba.
Eras único, uno en un millón.

Y digo eras porqué el tiempo ha pasado, todo lo que amaba de ti, cambió.
                      ¿En qué te has convertido? ¿ya no eres el mismo?
Trato de comprender tu metamorfosis y no hay respuesta alguna.
Ahora solo queda esperar el olvido, ese que se encargará de volverte nada en mi corazón.  

Las carcajadas, las emociones, tu sonrisa, tu mirada, tus caricias, tus poemas, tus canciones, serán la sombra de lo que un día fue, pues el viento se llevará lo que un día amé. 

                   


                    

              

Comentarios

Entradas populares de este blog

Recaída

¡No te culpo!

Un lienzo en blanco