Las mejores cosas pasan sin planearlas

Con el tiempo te das cuenta que si no te preocupas por ti nadie más lo hará, que tus amigos son tu familia y que aferrarse al pasado solo te hace hundir más. 

Cielo solo tenia 15 cuando lo vio por primera vez. Esos ojos negros, sonrisa peculiar y mirada tímida hizo que se enamorará perdidamente de él, aquella mañana de mayo.  Está historia  que voy a escribir es un relato muy diferente a los demás, ya que por así decirlo, paso en la vida real, esa que solo te pasa una vez en la vida y no vuelven a ocurrir.  

Ella cursaba el tercer año de segundaría, cuando de pronto un martes por la mañana pasó algo inesperado. Cielo estaba tan segura que su corazón le pertenecía a un chico que también cursaba el mismo año que ella; sin embargo no fue así. Alguien más cautivo su alma e hizo que desde entonces su vida no fuera la misma.  Con el cabello amarrado y una vestimenta nada femenina, se dirigió al salón en dónde se encontraba su madre con unas visitas, al entrar comenzó a saludar a todos, hasta que saludo al más joven de los visitantes.  

Un muchacho que estaba sentado en una de las sillas al fondo del salón. La observaba, muy tímida se dirigió hacia él y lo saludo con un beso en la mejilla. Aquel beso cambiaría todo entre ellos. - Se enamoró- 

Hay momentos en la vida que pasan tan rápido y cuando te das cuenta de lo sucedido, es demasiado tarde para remediarlo. Fue así como pasaron los meses y aquel sentimiento iba creciendo cada vez que se miraban a los ojos. Esa mirada que la desnudaba por completa y no de cuerpo sino de alma.

Cielo  no entendía cómo una mirada podía ocasionar tanta emoción, pues era la primera vez que se había enamorado de verdad. Pasaron los meses y ambos se frecuentaban. Él no paraba de observarla con ternura cada vez que se acercaba a ella. Pues para él, ella era su más grande amor. 

Por circunstancias de la vida, se separaron y cada uno tomo su camino. Uno más lejos que otro. Ella se quedo con esperanza de que algún día regresaría. Ilusionada lo espero, hasta que se hizo mujer. Y es así como ambos se esperaron para no volver.